Roberto Gonzalez
Iglesia de la Trinidad
Realmente nos acercamos a la Plaza de la Trinidad por ver la torre Redonda, pero al final, nos quedamos más asombrados por la belleza de la Iglesia de la Trinidad, que forma un conjunto de tres elementos con la Biblioteca y la misma Torre Redonda.
Casi nos quedamos sin verla, ya que el incendio de Copenhague de 1728 la tocó gravemente, pero no la destruyó como otras iglesias de la ciudad.
También el bombardeo británico de 1808 la tocó de refilón, sin causarle graves daños.
Por dentro, la combinación de la sencillez de paredes y techos, sin más adornos que los filos dorados y las lámparas, llevan a fijarse en otros detalles, como el reloj, el maravilloso púlpito, el altar central o el impresionante órgano del siglo XVIII.
Fuera del edificio hay un enorme barullo, ya que estamos en plena zona turística, pero dentro el silencio es difícil de romper.
La verdad que con la torre Redonda adosada, más parece una fortaleza o un castillo que una iglesia. A lo mejor por eso sorprende tanto cuando entramos.
La torre también es una referencia, ya que puede verse desde muchos puntos de la ciudad e incluso desde el puerto.
La verdad que con la torre Redonda adosada, más parece una fortaleza o un castillo que una iglesia. A lo mejor por eso sorprende tanto cuando entramos.
La torre también es una referencia, ya que puede verse desde muchos puntos de la ciudad e incluso desde el puerto.
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