Un respetuoso silencio se respiraba en su interior.
Esta iglesia de estilo gótico mudéjar del siglo XIV y de cuyo interior me ocuparé, forma parte del Colegio Parroquial Concertado del mismo nombre. Es de planta rectangular con tres naves (la central más ancha y más angostas las laterales) y crucero. Sus Capillas laterales fueron realizadas con voluntarios aportes de los fieles entre los que podría citar a Miguel de Cervantes Saavedra y Bartolomé Esteban Murillo, ambos de reconocido renombre, el primero por famosos libros que leímos en mi colegio como por ejemplo “Don Quijote de la Mancha” y Murillo por sus famosas pinturas barrocas, las que hoy forman parte de museos y colecciones privadas en todo el mundo. Regresando al interior de la iglesia en cuestión, tiene pilares cuadrangulares que sostienen arcos de medio punto recubiertos de madera, los que al momento de mi visita estaban totalmente pintados de blanco. Casi todo en su interior es una armónica mezcla entre lo mudéjar, el gótico y el barroco proveniente esta de lo que quedará en pié de la antigua mezquita más el agregado posterior de la nueva cabecera y posteriores intervenciones. El retablo mayor con la Imagen de San Isidro estaba tapado íntegramente con una gran cortina roja y quedaba delante el altar con un magnífico crucifijo, las lámparas de plata que colgaban del pie de un ángel a cada lado y encendida la luz del Sagrario indicando la adoración del santísimo en ese momento.