La pequeña gran torre.
Bueno, era domingo por la mañana, así que tampoco podía pretender que en pleno octubre, con unos grados que rozaban los 10 y a las 9 de la mañana estuviera abierta la preciosa iglesia de San Martín. Así que me tuve que limitar a admirarla por fuera para llevarme una idea de cómo podía haber sido su interior.
Por lo tanto disfruté de la pequeña plaza que la antecede, donde hay un monumento fuente medieval, a los que son tan aficionados los suizos, recién restaurado, que ostenta el escudo con la cabra montesa del cantón y está preciosamente decorado con los signos zodiacales.
Enfrente se levanta la Iglesia de San Martín, muy románica ella en sus comienzos allá por el siglo VIII pero que debido a un incendio en 1464 tuvo que ser reconstruida desde sus comienzos, aunque permanecen algunos restos de sus muros primitivos.