E.Sonia Requejo Salces
Una joya barroca, imprescindible
La verdad que al traspasar su puerta te sorprende, la explosión de detalles, de adornos son extraordinarios. No me extraña que sea su interior, quién le otorga la fama de ser un verdadero milagro en estuco blanco.
Constan unas dos mil estatuas, frescos, pinturas como las de "Santa María y Vilnius Fever".
Impresionantes relieves por todo el interior y el lujo de elementos litúrgicos, no decepciona, quien sabe hasta me parecieron pocas.
Solo se que tarde en bajar mis ojos de la bóveda del techo, es impresionante no tengo palabras para elogiarla, como se merece en conjunto. Como los pasajes biblícos que abarrotan paredes, columnas y techo.
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