E.Sonia Requejo Salces
Monasterio de la Lauray Sérguiev, precioso.
Esperaba este momento de desplazarme desde el Moscú imperial, a la moscovita medieval, más conocido por el "Anillo de Oro" todo un reclamo el que me hubiera gustado hacer más intensamente, de ahí que siento la necesidad de volver a este asombroso país Rusia.
Atrás fuimos dejando las horribles construcciones verticales de la era comunista , que pena , con la belleza que hubo y que destruyeron .
Claro opulencia para una minoría, cierto que es también el motivo que justifica nuestro intereses por viajar.
Este Monasterio de la Santa Trinidad y San Sergio , es un centro espiritual muy bello con una gran armonía en su interior, desde 1993 pertenece al Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Alrededor de unos 70 km de la capital, al norte de Moscú. Data del siglo XIV - XIX, en esos momentos sirvió de fortaleza, como otros muchas, ante los invasores.
Sus muros de gran altura, 12 metros al que accedes por una bonita y doble puerta que no dejas de mira su techo, cúpulas decoradas con pinturas de artistas de renombre y cúpulas doradas.
La verdad que desde que entras no te deja de impactar, semejante conjunto monástico en plena Perestroika, habitado por una comunidad de monjes y de alumnos, porque hay Academia y Seminario de Teología .
Conocido como el "Vaticano de la religión Rusa" se inicio su construcción con donaciones del Zar, también sirvió de refugio "Pedro el Grande y en el que se sigue manteniendo ese fervor y exaltación , por sus gentes.
Supone sumergirse en un mundo de curas ortodoxos, con sus sotanas negras, barbas bien largas, que deambulan por los bonitos jardines dialogando con alumnos, entre las catedrales repletas de joyas y de iconostasios bellísimos.
Disfrute de las diferentes iglesias, de ver como actuaban las mujeres con sus vestidos floreados y sus pañuelos en la cabeza, mayoritariamente y hombres. También de ver ese mezcla de fe mística, con velas que ofrecer en el sus ritos y rezos, ante los magníficos iconos.
La iglesia es esplendida por fuera, con decoraciones de conchas, pasillos con pilares de colores y balaustrada de tornos blancos, costo entrar en su interior dada la cantidad de gente, me encanto sus columnas salomónicas ricamente decoradas con hojas de parra.
Es magnifica sus decoración, el ambiente de recogimiento ante los ricos iconos , observando como ante ellos se inclinaban y los rozaban con su frente, luego un pañuelo deslizaba la zona tocada.
La bóveda de la iglesia no tiene desperdicio, es maravillosa y el Iconostasio repleto de iconos, separados por marcos ricamente repujados.
Pasear por su interior es descubrir una riqueza en obras de arte.
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