Maravilla del Jugendstil
Otra de las sorpresas que tampoco esperas cuando haces un viaje y que de repente se convierte en uno de los rincones que más recuerdas el resto de la vida. Este de hoy, por su belleza, su elegancia y su magnetismo.
Se trata de la Iglesia de San Carlos Borromeo una obra de arte integral de Max Hegele concebida en 1899, aunque construida de 1908 a 1911 como un canto a la fugacidad, en la problematica de la muerte y la vida en el marco del Tiempo y una canción de la eternidad.
El genial arquitecto mezcló como en una coctelera los edificios religiosos que había conocido en sus viajes y estudios, como la Iglesia de San Carlos Borromeo de la capital vienesa, la de San Pedro de Roma, Santa Sofía de Estambul y como toque kitsch la inspiración en el Antiguo Egipto, con sus construcciones pensadas para una vida después de la muerte. Todo ello, unido y adornado con geniales toques de modernismo, y la idea de un monumento en medio del " Océano de la Muerte" que representaba el por aquel entonces mayor cementerio de Europa cobró el significado que buscaba tanto el arquitecto como el estado que pagaba su construcción: la omnipotencia de Dios sobre todas las cosas, incluso de la inevitable muerte.
Una vez dentro, la amplitud de la nave permite acoger a gran cantidad de fieles en las misas multitudinarias y un lugar específico para que el ataud del difunto tenga la importancia que se merece. Otro símbolo que encontramos es la pila bautismal de la sacristía , que indica el inicio de la vida eterna.
Rodeemos con nuestra mirada el perímetro de la iglesia y disfrutemos de los mosaicos y pinturas que relatan la misericordia y redención de Dios, con escenas desde Adán y Eva Hasta El Juicio final para acabar fijándola en el cielo pintado en la cupula que es un simbolo egipcio de la presencia de Dios, al igual que las imágenes sobre el altar y su idea de la vida eterna.
La pintura izquierda representa dos ángeles: el ángel arrodillado pone su mano sobre un reloj de arena (relacionándose con los relojes de la torre y la inscripción "Tempus Fugit"). A su lado una sepultura abierta con restos humanos y la guadaña de la muerte. El ángel de pie tiene una antorcha extinguiéndose en la mano, una alusin al texto del profeta Isaías sobre el Mesías venidero.
Sentado en el trono Cristo, cuyos apoyos están decorados con las letras Alfa y Omega, recibe al peregrino y el Ángel le lleva una rama de palma, símbolo de la victoria y de la vida eterna.
El aspecto modernista de muchos rincones y sobre todo de la iluminación artificial de las lámparas me llegó a embargar por completo, olvidándome de que estaba en una iglesia que celebraba la Resurección pero que a mis ojos era una obra de arte integral, sin fisuras ni errores. Una maravilla de Vida.


