Iglesia ortodoxa

Era uno de mis hitos en la visita a Karlovy Vary, y no me defraudó, por lo menos el exterior, ya que había un acto religioso y no quisimos molestar.
Porf fuera impresiona mucho, por que aparece en lo alto de la carretera y ésta lo rodea, con lo que conseguimos verla por los cuatro costados. Pese a que es relativamente nueva, tiene suficiente riqueza artística para ser de los edificios que sabrán envejecer y conseguir más pátina con el pasar de los años. Vale la pena subir para ver sus pinturas y sus cúpulas doradas y sobre todo ese color blanco azulado de sus paredes..

Cuando subiendo la empinada calle que conduce a la iglesia, la descubrimos tras la vegetación, pensamos que se trataba de un gran templo. Nada más lejos de la realidad, una vez bordeada la calle que hacia un giro de 180º y tras haber saludado a Carlos Marx, pudimos constatar que nuestras expectativas eran erróneas. Un reducido templo de unos 40 m. cuadrados, vigilado por dos hombres mal encarados, cuya única preocupación era que no se hicieran fotos, volviéndose molestos en su acoso particular a los visitantes. Total que aunque había fotografías y objetos interesantes, opté por abandonar respetuosamente

Las iglesias ortodoxas, generalmente, son muy llamativas por lo ostentosas de sus fachadas. La de Karlovy Vary no es menos. Situada cerca de la embajada rusa y de la estatua de Karl Marx (todo recuerda la época comunista de la República Checa), esta construcción de finales del XIX sorprende fundamentalmente por sus espectaculares torres doradas.

Espectacular iglesia ortodoxa con cúpulas de bronce, que nada tiene que envidiar a las que se encuentran en Rusia. Mandada construir por rusos, ya que la presencia de estos en la ciudad fue muy importante y aún lo sigue siendo. Subir a pie desde la orilla del río lleva unos 20 minutos aproximadamente.

Vale la pena ir a conocerla,por su belleza. El recorrido te lleva por calles de casas de gran porte