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Protector de los marineros
En un pueblito dedicado durante tantos siglos a la pesca como actividad principal, no puede faltar un "santo" o "santa" que protega a los marineros. Para los habitantes de Erbalunga el protector es Saint Erasme.
Incrustada en medio del pueblo, entre el poco espacio que le dejan la carretera principal y el monte trasero en el que se apoya, la iglesia de Saint Erasme se levanta imponente ante allegada del visitante. Consta de dos piezas, como casi todas las iglesias de Córcega; el edificio principal (de color amarillo y donde se procesan las misas), y el secundario (falto de una mano de pintura, justo a su lado), al cual se puede acceder mediante un pasillo-puente que une los dos edificios.
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