Pueblo Kolla, un pueblo auténtico
Iruya... alguien nos habló de este alejado pueblo de Noroeste argentino, y nos fiamos.
Después de conocer la ciudad de Salta seguimos rumbo al Norte hacia la provincia de Jujuy. Una zona preciosa, rocosa, desértica, con unos colores muy cálidos. Pasamos por Tilcara y Humahuaca, y allí fue donde cogimos un autobús hacia Iruya.
Pueblecito indígena de la tribu Kolla de menos de 1000 habitantes.
Fueron 3 horas de viaje para recorrer sólo 40 km, claro está que la carretera era inexistente, todo arena, sin más luz que la de las estrellas. Fue una sensación increíble, llegar allí sin nada planeado y de noche. La gente es tímida, no está acostumbrada al trato con el turista y su castellano es bastante cerrado.
En Iruya el contraste climático entre el día y la noche es muy fuerte: la noche es realmente fría y durante el día hace calor.
Allí todo huele a arena, a animales, apenas hay coches, sólo caballos y algún tractor. No hay tampoco mucho comercio, algún dispensario y algún puesto de verduras. Un viernes cada mes (creo recordar) se monta un mercado donde la gente puede comprar cosas que les son más difíciles de conseguir como productos para el aseo. Los autóctonos hacen potajes y asados...
¿Qué decir? Hay que subir al mirador de la cruz... ¡qué paisaje! ¡qué relax! ¡qué soledad! Viven ajenos a todo lo exterior.
Iruya es un lugar genial para pasear, hacer el camino de San Isidro y perderse entre las huertas y el río, que en épocas de lluvia los deja incomunicados.
Recomiendo pasar unos tres días allí, es muy económico: buena comida y mucho paseo. Es un lugar muy sano.