Karesansui
El motivo principal por el que fuimos hasta el templo Ryoan-ji era ver su jardín seco, es único de ese tipo que vimos durante nuestro viaje por Japón.
Tras pagar la entrada al templo y descalzarnos, entramos al edificio desde cuyo mirador se ve este famoso jardín seco. Estaba bastante lleno de turistas, todos cámara en mano, algunos miraban fijamente a un punto u otro de ese jardín rodeado por un muro.
Silencia total y gestos de meditación. Mientras nosotros esperábamos un hueco para sentarnos y contemplar ese lugar que invita a la meditación. O eso dicen, porque aunque esté feo decirlo, aunque a nosotros nos pareció singular, sin duda nos quedamos con cualquier de los otros jardines zen que vimos en Japón y en los que había plantas, agua, puentes... Aún así, sin duda hay que visitar uno de estos jardines para ver como ser y apreciar cada uno de estos detalles.
Esta jardín se añadió al templo en el siglo XV para ofrecer a los monjes que allí vivían un lugar para la meditación. Este jardín está compuesto por un total de 15 rocas sobre una superficie de arena blanca.
Estos jardines zen se llaman Karesansui y consisten básicamente en un campo de arena poco profunda con rocas y ocasionalmente hierba o musgo. Todo en estos jardines zen tiene un significado. La arena rastrillada representa el mar, en torno a las rocas se rastrilla en forma de anillos, como si estas formaran ondulaciones en el agua. Hay quienes dicen que las rocas representan montañas, otros una tigresa y sus cachorros...
En cualquier caso y sea como sea, estos jardines están hechos para contemplarlos desde un nivel superior y nunca para pasear por ellos.


