La primera vez que visité París fue a f...
La primera vez que visité París fue a fines del invierno, por lo cual hacia bastante frio.
Primera vez en "la Ciudad Luz", visitar Versalles era de rigor...... Pero pensé que si podía volver alguna vez sería en primavera, con buen tiempo y sol para poder admirar los tan mentados jardines con flores maravillosas.
Y así fue, gracias a Dios pude volver con mejor clima y allí si que quedé deslumbrada, no sólo por el trazado de los canteros, tan perfectos, sino por el colorido y variedad de flores que lo adornan.
Juzguen por Uds. Mismos y verán que tengo razón. Las flores que lo adornan son una oda al color y a la alegría. La vista es totalmente diferente de la que tenía en el recuerdo y pensé que el "esfuerzo de volver".... Estaba justificado.
Los mejores de la época en que se construyó Versalles fueron convocados para realzar la bellesa del trazado de sus magníficos jardines con estatuas de mármol y bronce así como también grupos escultóricos como motivo central de algunas de sus múltiples fuentes.
Caminando entre los prolijos y alineados, jardines, jardines a la francesa como se dio en llamarlos, te encontrarás con estatuas de mármol que resaltan con su color blanco sobre el fondo verde oscuro de los setos.... Así como también con figuras de faunos, cincelados en bronce, descansando al borde los inmensos estanques....
Todos ellos colocados ordenada y armoniosamente. Las estatuas de mármol tienen la característica de mirarse unas a otras.
Estatuas, canteros llenos de flores y de trazado perfecto , fuentes y estanques forman un grupo armonioso de maravillas que adornan estos jardines.
Numerosas fuentes y estanques, algunos con grupos escultóricos adentro o adornando sus bordes se mezclan en el paisaje de los jardines franceses de Versalles.
Algunas llenas de aguas mansas y pacíficas, otras con juego de aguas danzantes..... Todas ellas contribuyen a completar la magnífica belleza de este armonioso conjunto.
Si te encuentras cansado después de haber caminado tanto, te podés sentar al borde de alguna/o de ellos y descansar tu mente con la mirada puesta en sus aguas, en todo el verde circundante y en el colorido de las múltiples flores.


