Belleza y silencio unidas igual a paz infinita
Empezamos el día yendo una vez más a un nuevo distrito para ir en busca de los Jardines del Palacio Imperial de Tokio.
Todo lo que veis en las fotos son los jardines del Este del Palacio Imperial y sus proximidades, ya que está alrededor de torres de rascacielos que le dan una bonita estampa uniendo lo clásico con lo moderno.
Como pongo en el título, los jardines son de una belleza simple única, es una mezcla de sensaciones que te hace amar al país más de lo que habías imaginado y el silencio hace que te encuentres en paz, yo así me sentía y a la vez lo profesaba con el resto de la gente. Había un buen rollo... En la época que fuimos tuvimos la suerte de que aunque hacía fresquito, el sol nos acompañó teniendo al mediodía incluso calor.
Los detalles de los tejados, de los templos, de las casas de los Jardines parecen hechos para que nuestras cámaras disfruten haciendo fotos, todo parece colocado hace años por un interiorista de ahora en el que veremos peces, farolas de otras épocas, muros que aguantan el tiempo como si fueran puestos ayer, casas de madera preciosas y enormes, flores de colores inimaginables (en nuestro caso cerezos en flor que son signo de buena suerte), fosos que en otra época serían las mejores protecciones ante el enemigo y que ahora le dan un reflejo perfecto y todo unido definiendo lo que es la belleza japonesa, nunca sobrecargada, nunca estrambótica, a mi parecer perfecta de la forma más sencilla posible.
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