Un par de amigos habían nombrado hace ...
Un par de amigos habían nombrado hace tiempo la palabra Jericoacoara. Inicialmente nos sonaba a uno de esos lugares de retiro espiritual auspiciados por una secta, sin embargo la realidad es bien distinta. Ni sectas -salvo los fieles del kitesurf y el widsurf- ni retiro espiritual, o sí, si lo que buscas es un pueblecito con mucho ambiente, playa, dunas y viajeros que vienen y van.
Jeri Hostel Arte es un alojamiento con una atmósfera relajada. Sus dueños, Carlos y Bruna, su gata Matilde y los voluntarios que conforma el equipo te harán sentirte en casa desde el primer minuto. El hostel se encuentra a muy pocos minutos de la playa y a un cuarto de hora de la duna donde cada día decenas de personas disfrutan de uno de los atardeceres más bonitos del nordeste brasileño.
Miércoles y sábado tienen clases gratuitas de forró -la música regional que arrasa en el nordeste de Brasil junto con el reggae- que te vendrán bien para aprender al menos tres pasos básicos, venden unas caipirinhas muy ricas a 5 reales y además hace unos pocos meses han abierto una segunda sede (Jeri Hostel Arte Pool) con piscina.
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