Un pueblo con arte
Y es que cuando sales de la estación de tren y ves el gran Torii de madera hecho por un arquitecto moderno te das cuenta que Kanazawa tiene arte por los cuatro costados. Nosotros en cuanto llegamos nos dirigimos a la zona más importante, que no es el castillo, sino los distritos de Kazuemachi Chaya y Higashi Chaya ya que son calles parecidas a lo que era Japón de los siglos pasados y la verdad es que me encantó el ambiente que por allí se vivía.
Además nos adentramos en una casa del Té para ver las costumbres, como eran las habitaciones, los instrumentos que se tocaban o como colocaban sus prendas las mujeres de aquellos lugares. Más tarde fuimos a un templo cercano donde tenía una peculiaridad muy graciosa, tenías que encontrar al ninja, un maniquí, escondido (lo tenéis en una foto por si queréis buscarlo, como pista os diré que es muy fácil encontrarlo ;)).
Tras esto fuimos caminando hacia lo que es el castillo y nos metimos en él para saber como era por dentro. Fue muy interesante entrar y a todos los que le guste la cultura o esté dedicado a la construcción os invito a que paséis ya que te enseñarán como se hacían las distintas partes del castillo y que materiales se usaban (podréis incluso en algunos sitios ser los propios obreros de ciertas partes del castillo).
Y por último llegamos a un parque donde nos estuvimos haciendo fotos con cerezos en flor ya florecidos y que fue el culmen perfecto a nuestra visita a Kanazawa.


