Klimt, Buenos Aires

El restaurante es muy pequeño y muy sencillo, pero eso no significa que la comida no sea buena. A la espera de la apertura de la milonga La Viruta (cruzando la calle), decidimos tomarnos algo en este restaurante. El propietario está siempre allí, es muy atento y, además, es dueño de un hostal que se encuentra frente del local. Elegimos un pincho, una masa (que sólo tiene una opción para la masa allí) y patatas fritas (para acompañar al pincho). Excelente carne, bien sazonada y sabrosa. Las patatas podrían ser más crujientes, pero no hubo ningún problema.