Un lugar muy recomendable y bien ubicado
Llegué andando por calle Atarazanas a esta muy tradicional cafetería y pastelería que hace esquina con calle Pastora donde se encuentra la terraza alrededor de las 8.30 de la mañana luego de que mi gran amiga Mariló me dejase en la ciudad para seguir hasta el Campus de la Universidad. Decidí entonces quedarme a desayunar ya que me habían hablado muy bien de su excelente panadería, bollería, hojaldres y dulces artesanales de elaboración exclusiva además de su exquisito pan y su insuperable y perfumado café. Por supuesto que llegué y no había una sola mesa disponible en la terraza por lo que luego de un rato de esperar para ver si tenía suerte decidí ingresar al interior del local donde pedí mi desayuno consistente en un café con leche con pan levemente tostado y mantequilla ya que por mi dieta no me está permitido comer otra cosa. Si bien es cierto pude leer en la carta y ver en otras mesas que la gente disfrutaba de unos excelentes granizados de frutas de lo más variados, cremosos y muy surtidos helados o la crema fría de café. El camarero que me atendió fue muy atento y llevó mi pedido a una mesa que se había desocupado en la terraza por lo cual pude salir del local y desayunar fuera.