Kris por el mundo
Del mar al plato
Habíamos leído que este local al sur del casco histórico de Puerto Rico era uno de los mejores en los que comer pescado fresco en la capital del país sin tener que dejarse en ello un ojo de la cara.
La primera noche que intentamos cenar en él estaba tan lleno y con tantas reservas que fue imposible. Pero nosotros, empeñados en probar su comida, regresamos al día siguiente y entonces si tuvimos mesa.
El local me pareció sencillo e informal, con grupos de amigos y familias. Me hubiera esperado algo con más encanto, pero lo que importaba era lo que llegaría a la mesa.
Nos dejamos aconsejar y tomamos arepas, empanadillas, calamares y gambas.
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