Montserrat Duran Albareda
Colores y formas inabarcables
La playa de Sant Pere Pescador, un radiante mañana de primavera.
Privilegiada situación en el centro del golfo de Roses, los griegos se enamoraron de este espacio y lo hicieron suyo. Todavía hoy puede apreciarse la naturaleza, prácticamente salvaje, del lugar. Los vientos la hacen indómita, dibujando cenefas y replegando su arena en curiosas dunas. Son más de 6 kilómetros, casi imposibles de abarcar con una sola mirada. Un espacio privilegiado para darnos cuenta de la historia de nuestro Mediterráneo y de la fuerza de la naturaleza, que lejos de dejarse gobernar, nos impone su geografía como
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