Roberto Gonzalez
Pequeñas delicias lisboetas
Este es otro de esos sitios que sólo conoces por pura casualidad o porque un amigo de Lisboa, que te aprecia mucho, quiere que conozcas.
Y ese fue mi caso, además con un hambre que ya enturbiaba mi visión y no era capaz de distinguir un eléctrico de un pastel de Belém.
Así que hicimos un alto en el camino y entramos en este pequeño pero acogedor establecimiento.
La disposición es perfecta, ya que por un lado tiene la barra con unas estanterías donde expone los deliciosos pasteles dulces y salados que vamos a disfrutar, y por otro unas holgadas mesas donde poder sentarnos a saborear los ricos tentempiés y algún que otro plato combinado o un sencillo pero intenso café con un bollo.
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