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Donde el cielo y la tierra se unen
Lukuhu, el lago Luku literalmente, es un precioso lugar enclavado al norte de la provincia china de Yunnan, muy cerca ya de la altiplanicie tibetana. Está a unos 3.500 metros sobre el nivel del mar y por tanto, incluso en pleno mes de agosto, las temperaturas son suaves y muy agradables.
Es un enclave aún muy poco explotado para el turismo, gracias en parte a lo difícil que resulta llegar allí: la única vía de comunicación es una carretera local en no muy buenas condiciones.
Una vez allí se puede disfrutar de un paisaje espectacular -el lago, prístino, rodeado por magníficas montañas-, hacer senderismo o bicicleta de montaña, comer las especialidades de la cocina local -una minoría de etnia tibetana-, y sobre todo descansar.
La gente local es amable y muy sencilla, lo que no impide que sean grandes amantes de la fiesta -especialmente los jóvenes, claro-. Y aunque durante los fines de semana de verano el lugar puede estar bastante concurrido por turistas chinos, durante la semana es un remanso de paz y tranquilidad.
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