Historia pura de Algodonales
La Villa de Algodonales nació por la abundancia de fuentes que descienden d la Sierra de Líjar, allá por 1520 cuando los duques de Arcos permitieron repoblar estos parajes semimontañosos.
Por redundar en el importancia del agua en la zona, aparte del pantano de Zahara, recordar que a muy pocos kilómetros se halla la Sierra de Grazalema, que es el punto donde más llueve de toda la península.
Los lavaderos, como éste que pasa por ser el más antiguo e importante de la villa, cobraron entidad desde un primer momento. Ubicado junto a la Fuente del Algarrobo es fin o inicio de un sendero que lleva a las terrazas hortícolas de la zona, aunque actualmente esta actividad económica se ha ido trasladando hacia parajes más bajos y más cercanos al río Guadalete. Pero en la Edad Moderna convenía su instalación tras el pueblo, en zonas más inaccesibles y más fácilmente defendibles.
Por ello el Lavadero Antiguo se dividió, desde un principio, en dos zonas: una serie de pilas excavadas en el propio suelo para el lavado de la ropa y un abrevadero para que los animales que regresaban de la labranza pudieron saciar su sed.
Con la llegada a la zona de las ideas ilustradas se invirtió en canalizaciones, lo que convirtió a los lavaderos en meros testigos del pasado. Cesaron los corrillos femeninos al lavar la ropa y las lavadoras, recientemente, remataron la faena. Así, a finales del siglo XIX, el Lavadero Antiguo fue techado a dos aguas con tejas árabes y se le hizo un cerramiento dejando tres puertas con arcos de medio punto por delante y un par de ventanas geminadas en un lateral para iluminación. Las jambas fueron reforzadas con sillares calizos porque, en un principio, no estaban destinadas a cerrar el Lavadero.
Hace unas cuantas décadas que el Lavadero Antiguo dejó de utilizarse, al menos desde los años 70. Recientemente el Ayuntamiento instaló una reja metálica en cada una de las puertas y unos pivotes para evitar el aparcamiento de vehículos delante del Lavadero.
Internamente el edificio sólo tiene tres cubetas excavadas en el suelo y a su nivel, que no rebosan porque el caudal está controlado. Si alguien desea conocer el agua es la misma de la fuente cercana, de la que se aprovisiona. Es un agua carbonatada, ideal para el crecimiento de las moléculas orgánicas por su alto contenido en calcita y para niños con problemas de eruptos, pero dura para la ropa por su alto contenido en minerales.
El Lavadero Antiguo siempre está cerrado pero el 3 de mayo, a mediodía, se abre en una de las escenificaciones que durante esos tres días evocan la heroica lucha de una péquela aldea contra el poderoso ejército francés en 1810.
