Lo poco que vimos nos gustó mucho
Estuvimos un rato, lo justo para comer y nada más. Lo poco que vimos nos gustó mucho. Lo que más nos gustó fueron sus casas, que parecían caseríos con sus fachadas blancas y la madera de color rojo o verde.
Comimos en el bar kati, un bocata y unos pinchos, que estaba muy tranquilo cuando llegamos pero se animó al poco gracias a los txikiteros.