PARQUE NACIONAL DE LITCHFIELD
A pesar de no ser tan famoso como el cercano parque de Kakadu, muchos viajeros coincidimos en preferir el parque de Litchfield. Sus cascadas, senderos, así como la facilidad para recorrerlo, hacen de este un rincón ideal.
Litchfield se compone de un conjunto de exuberantes bosques atravesados por riachuelos que desembocan en preciosas cascadas. Es un lugar muy agradable y es perfecto para hacer senderismo y toparte con animales como el ualabí o el pájaro arcoíris.
Nada más entrar nos impactaron los enormes termiteros, algunos alcanzan hasta dos metros de altura. Estos termiteros están orientados de norte a sur, para de esta forma minimizar el impacto del sol. Completamos el día paseando entre Buley Rochole y las Florence Falls, un apacible camino al lado de un riachuelo.
Uno de los puntos más famosos y concurridos del parque son las Wangi Falls, unas cascadas que desembocan en un gran lago donde es posible bañarse. Hay un sendero que bordea este lago en el que divisamos varios zorros voladores. Durante todo el día no cesamos de ir de un punto a otro, deleitándonos con los espectaculares paisajes que ofrece este lugar.
Además de varias posibles rutas para hacer alguna caminata, el parque permite visitar una antigua mina de estaño abandonada. También hay actividades guiadas y proyecciones en algunos puntos.
Los más atrevidos pueden realizar el Tabletop Track, un recorrido de 39 kilómetros alrededor del parque.
Antes de entrar en el parque puedes recopilar información y mapas en el centro de visitantes de Bachelor.
Hay una zona del parque sólo accesible para 4x4. Se pueden encontrar puntos de acampada a lo largo de todo el parque. No hay que pagar entrada para visitarlo.