Un lugar para quedarse
A mí es la impresión que me quedó después de mi pequeña estancia allí. El lugar y la amabilidad de sus gentes te atrapan. La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. conserva el sabor colonial, principalmente francés, de la Indochina de los años cincuenta y, debido a esta distinción, observan ciertas normas que la hacen más acogedora: el casco urbano está vedado a autobuses y vehículos particulares; solo se puede acceder mediante taxis -que no hay muchos- y, sobre todo, con el transporte más popular en Asia; el Tuc-Tuc. Estas motocicletas con caja adaptada para el transporte de hasta seis personas te recogen a la puerta de tu Hotel y te devuelven a él por dos euros ida y vuelta.