Agroturismo para el bienestar
Grillos, cucos, abejas - es lo único que vas a oir aquí. Olivier y Hélène hacen de la estancia en este agroturismo algo especial, son muy simpáticos y atentos, hablan un francés tan calmado que no vas a tener problemas en entenderles. Se desviven por recomendar sitios que visitar, tienen información, mapas y guías abundantes con los que te ayudan a planificar el día.
Olivier da masajes en cuerpo y pies, creo que en torno a 25€. El lugar cuenta con jacuzzi, piscina, y rincones en los que disfrutar de la brisa provenzana; mi preferido: el banco de madera bajo el roble.
El desayuno se sirve entre las 8:30 y 9:30 y, si optas por cenar en la casa, se sirve en la misma sala-comedor compartiendo la mesa corrida con el resto de huéspedes. Ni el desayuno ni la cena tienen grandes pretensiones: zumo, mermelada, algún bollo, miel, café, leche, té y pan para el desayuno mientras la cena suele consistir en alguna ensalada con aliño a las hierbas provenzales y algo de carne de segundo. Tabla de quesos al estilo francés antes de pasar a un postre casero.
En cuanto a la habitación, en nuestro caso 3 personas, en torno a 60€ cada uno, en realidad es una mini-casa: porche con mesa, cocina con frigorífico y microondas, sala con mesa y sofá, baño separado y una habitación enorme con cama de matrimonio y una cama supletoria (algo incómoda, debo decir, pero qué cama supletoria no lo es) y dos ventanales maravillosos por los que entra la luz del sol por la mañana. Admiten perros.
Cerca para visitar: les gorges du Verdon, Sisteron y su ciudadela, el monte Luberon y sus pueblecitos. Marsella queda a hora y cuarto.

