Roberto Gonzalez
El graffiti al poder
Es una pena que este pequeño pulmón verde berlinés un poco alejado de las rutas más trilladas de la ciudad, no nos muestre una cara un poco más cuidada y atrayente. Quien como yo busque los lugares emblemáticos de Berlín, sólo llegará hasta él después de un paseo que se antojará un poco decepcionante cuando lleguemos a un parque en el que apenas hay algo que ver.
Claro, que si hemos buceado un poco en la historia contemporánea, descubriremos que en lo más alto de la colina que se levanta en su centro, aún quedan unos metros del antiguo Muro que incluido en la antigua Franja de la Muerte, sobrevivió a aquellos que desesperadamente lo destrozaron y llenaron sus bolsillos de sus restos cuando cayó el telón de acero en los años 80.
Lo que en su tiempo fue una pared de desesperación y separación, se ha convertido hoy en un lienzo para que los más coloristas graffiteros den rienda suelta a su imaginación más desbordada, liberada ya de las ataduras políticas y más dirigida a crear nuevos estilos y aires gracias al poder de los aerosoles.
Aparte del mercadillo que se celebra allí cada domingo y de este retazo de historia coloreada, poco más tiene que ver este parque de árboles enclenques y césped anémico que parece permanecer muy al margen del ajetreo del centro de Berlín.
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