Medina de Túnez

Las medinas son siempre universos asombrosos, un golpe a los sentidos, un mundo multicolor. Lo fascinante es que todas tienen mil cosas en común, pero ninguna se parece a otra. Si has recorrido las medinas marroquíes de Tetuán, TángerChaouen o Marrakech, la medina de Túnez, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, te parecerá más limpia, más abierta, menos caótica y más luminosa.
Blanca y azul, con destellos de turquesas, rojos y amarillos, pasear por la divina medina de Túnez es tan relajado como caminar por la Ville Nouvelle. Al pasar la entrada principal, hay varios cafés siempre atiborrados de hombres en preciosos edificios afrancesados, luego las calles se estrechan poco a poco y de algún modo llegan a la Gran Mezquita y, más adelante, a la Kasbah de Túnez, un edificio precioso, compuesto de infinidad de arcos pintados de blanco y negro.

Las medinas son el centro neurálgico de las ciudades árabes. En ellas se duerme, se come, se comercia y se socializa. Son su corazón, el lugar en el que se desarrolla la vida.
En este viaje a Túnez pude visitar la medina de la capital y también la de Sousse, más al sur. Si bien es cierto que es el primer lugar que querrán visitar la mayoría de los turistas al llegar a un país árabe, no por ello han perdido su encanto.
Vale que ahora los tunecinos centran sus esfuerzos en captar a los turistas, y que en muchos puestos del zoco no se venden más que souvenirs, pero al menos siguen funcionando como lo han hecho siempre, y eso bien merece una visita.

La mágica ciudad de Tunis lo es por su medina, es indiscutible. Uno puede estarse horas perdido en este laberinto de tiendas, puestos e incluso mezquitas. La visita a la capital del país ya está justificada por este gigantesco mercado declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

No dejéis de regatear, de charlar con los vendedores -en un idioma indescriptible que mezclará inglés, castellano y francés-. Ofrecerles una botella puede ser la puerta de entrada de su amistad y de sus mercancías. Seguramente os inviten a pasar a la trastienda a tomar un riquísmo té con hierbabuena. Si vais acompañados no dejéis de hacerlo.

Divertidas compras y regateos en Túnez. Muy machistas los tunecinos, en algunos sitios solo se ven hombres. Ah! Nos cerraron la autopista y no pudimos pasar porque venía el presidente y le cerraban la autopista para él solito.