El recuerdo de los caídos
La humanidad en general, es muy propensa a mirar atrás en la Historia, a veces con vergüenza, otras con orgullo, muchas con tristeza y las menos de las veces con alegría. Son muchas las guerras que han enfrentado a naciones e incluso a hermanos contra hermanos, a lo largo de la larga vida de nuestro planeta Tierra.
Por cercanía, a los americanos les toca la memoria la terrible guerra de Vietnam, donde nada menos que 58.000 hombres (seguro que más) perdieron inútilmente sus vidas. Digo inútilmente porque soy un acérrimo antibélicista y por ello toda expresión de fuerza mal usada, asesinatos y suicidios que acompaña indefectiblemente a los conflictos armados me hacen pensar qué tan civilizados somos.
Los americanos, aún tan acostumbrados al uso de armas y al arte de la guerra, no pueden olvidar a sus muertos, sobre todo a toda la sangre joven que se derramó en Vietnam. Por eso decidieron levantar este monumento que se erige como símbolo de honor de los Estados Unidos y reconocimiento de los hombres y mujeres que sirvieron y sacrificaron sus vidas en ese conflicto.
Para que el efecto emocional fuera aún mayor, grabado en el granito negro de las paredes están los nombres de sus víctimas fallecidas pero también de los que aún siguen desaparecidos.
La obra de Maya Ying Lin terminada en 1982 no careció de controversia, y como nunca llueve a gusto de todos, algunos veteranos y sus partidarios políticos dijeron que el muro era una "lápida gigante", que querían una representación más heroica, como la vida de un soldado.
Buscando el contento de todos, se añadió un conjunto escultórico que representa a las tres principales etnias que lucharon en nombre de los estados unidos: la blanca, la negra y la oriental (sobre todo los miembros de la comunidad china inmigrante).
Hoy, miles de personas visitan la pared en busca de algún familiar, con la esperanza de que ante su nombre haya una cruz de desaparecido en vez de un rombo que confirmaría su muerte.
Ha pasado mucho tiempo ya, pero la esperanza y el recuerdo nunca mueren.