Mercado Central

De todos los mercados que he visto por España o Europa, sin duda, el Central de Valencia es el que más me ha gustado. Su edificio de más de 100 años de estilo modernista se encuentra en el corazón de la ciudad, frente a la Lonja e Iglesia de los Santos Juanes. Se ha convertido en uno de los referentes turísticos de la ciudad y todos los días está lleno de personas que visitan sus puestos. Hay prácticamente de todo y la calidad de los productos es incomparable. Además de la belleza de su arquitectura hay que resaltar su luz y, sobre todo, el bullicio diario. En los alrededores del mercado también hay un gran número de puestos que venden de todo.

Es un edificio precioso que se encuentra en la Plaza del Mercado, no muy lejos de la Lonja de la Seda, en un barrio peatonal muy agradable. Es una construcción de estilo modernista que se construyó en 1914, con la ayuda del arquitecto Guadia i Vial y Alexandre Soler. Los dos eran colaboradores del famoso arquitecto barcelonés Domenech i Montaner.

El mercado fue rehabilitado en el año 2004, y ahora se mira precioso. En el interior hay un gran domo central que deja entrar mucha luz al lugar, está todo muy organizado y limpio, pero al mismo tiempo el lugar conserva su toque de mercado tradicional. El estilo de la construcción es una mezcla de una estructura de metal que parece muy pesada, con vitrales ligeros.

Su cúpula luminosa se destaca desde cualquier ángulo que se observe. La arquitectura del edificio se ha restaurado y conservado de manera impecable. Los vitrales y pinturas decorativas son de una sobriedad y sencillez que se destacan en el conjunto. Los puestos están sumamente limpios y ordenados, ofrecen todo tipo de productos, sin ostentación, con amabilidad y sencillez. Se puede degustar comidas preparadas a buen precio y muy bien servidas (al peso). Algunos puestos de artesanías como el de cerámica de Manises ofrecen una buena alterntiva para llevar recuerdos del lugar. Si los visitas un día

Soy valenciano, y me gusta compartir los lugares que, en mi modesta opinión, representan lo mejor de Valencia. Uno de ellos, además de la archiconocida Ciudad de las Ciencias y las Artes, es el Mercado Central.

Es un edificio que combina funcionalidad y arte. De estilo modernista, pasear por su exterior y, sobre todo, por su interior, estimula la vena creativa de cualquier fotógrafo y despierta los sentidos, sobre todo vista y olfato, al tiempo que el estómago comienza a removerse gozando de los manjares que aparecen por delante.

Admirad la arquitectura del edificio, sus cúpulas y vidrieras, y de paso salid con la compra hecha.

El Mercado Central de Valencia se encuentra situado cerca de la Lonja de la Seda.

Merece la pena verlo aunque solo sea por fuera, ya que el edificio es muy bonito. Cuando yo lo visité estaba toda la zona de alrededor en obras, así que deslucía un poco, pero a pesar de ello nos gustó bastante.

En el interior se pueden encontrar todo tipo de viandas, con una pinta excelente. La fruta llamaba especialmente la atención, junto con las selecciones de quesos, vinos y patés.

Además de haberse convertido en emblema de la ciudad, en el Mercado Central pueden encontrarse productos de primera. Imprescindibles, las anguilas vivas de El Galet, los quesos y jamón serrano de Solaz, la pasta fresca de Marcella, los salazones de Vicent Peris, las setas de Frutas Salvador y las longanizas de sabores de Rosa Lloris.
Si se visita la ciudad, aunque uno no lleve idea de hacer la compra no puede dejar de visitar esta maravilla arquitectónica, todo un espectáculo de colores y sabores.