Alejo Espinosa
Un mercado apestoso
No me acuerdo muy bien del número de bus que cogimos pero sé que nos dejo justo al lado.
Desde el momento que bajamos del bus ya pudimos oler el mercado, jajaja era un olor muy fuerte de los que echan para atrás. Pero para mi opinión valió mucho la pena ver la cantidad de fruta que había en los puestos, el ver como troceaban y quemaban las vacas, la gente tan graciosa y amable fue algo alucinante.
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