Mercado de Farquahar Street
Si dejamos atrás la parte más moderna y tremendamente urbana de Port Louis, alejada, pero pegada a los centros comerciales y al tiempo escondida de los nuevos rascacielos financieros de la capital, encontramos una calle que cada día se llena de gente para celebrar una especie de rastro de ropas, enseres, zapatos, muebles, y que son la antesala del Mercado Municipal.
La gente lo conoce también como Mercado de Farquahar Street, paras diferenciarlo de otro que se sitúa unas calles más abajo pero que no tiene el título de Municipal.
Entrar es una fiesta para los sentidos. Frutas y verduras conocidas y desconocidas, pirámides de tomates, limones, naranjas, coles, lechugas, todo tipo de especias y condimentos, currys, pimientas, sales aromatizadas...Los vendedores ofrecen su mercancía para probar y catar, la limpian, la apilan, la miman de tal manera que todos sus gestos son una invitación a la compra.
En este segundo piso la cosa cambia y encontramos otra mercancía: especias más delicadas, como la vainilla fresca, la canela en rama pura o el azafrán, puestos de artesanías y camisetas de recuerdo. También, y es curioso, el amiente es más opresivo ya que los vendedores han llenado todo el espacio de artículos para la venta y el espacio para el paso es mínimo. Si a eso unimos que los comerciantes son un poquitín insistentes, creo que la visita a la segunda planta no fue mucho de mi agrado, si tengo que ser sincero.
Aún así, compré unas vainas de vainilla fresca y raíz de gengibre por unos euros, y la experiencia fue del todo satisfactoria...