Fernando Almenar
Una paradita de sesenta minutos que ha valido la pena.
En el camino que nos lleva a Toulouse nos encontramos con Mervilla. Una pequeña comuna donde todo es un remanso de paz.
Decidimos ver el pueblo, ya que no es muy grande, no nos llevará más de una hora. Caminamos hasta la iglesia, ubicada en lo alto y descansamos.
Al lado del santuario se encuentra una Gîte de hotel muy acogedora. Nos acercamos para ver el exterior.
En ese momento se encuentra ocupada por una familia alemana de Colonia. Les preguntamos, en una mezcla de inglés-español, donde podemos encontrar el inicio de nuestro GR. Nos comentan que desde donde nos encontramos es un poco complicado explicarlo con exactitud.
Pero no hay problema. Muy amablemente el papi y su hijo nos acompañan hasta casi el inicio del sendero, no sin antes preguntarnos si llevamos agua suficiente para el trayecto.
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