Horrible
Camino del aeropuerto de Santiago paramos, mi novia y yo, en Combarro a comer, donde un par de días antes habíamos estado de visita, y nos llamó la atención la cantidad de gente que había en este establecimiento. Decidimos ir y nos sentamos dentro de este mesón a comer. Nuestra perplejidad fue que nos tomó la comanda un niño de unos 10 años, con una destreza fuera común para esta edad. Con él, estaban una chica de unos 21 años que nada mas cortaba pan y otro chico de la misma edad, que solamente se encargaba de la bebida. Una vez que nos tomó la comanda observamos que en la mesa de al lado se sientan 3 personas, las cuales una de ellas, con toda la confianza del mundo, se levanta y se echa trozos de empanada que había expuesta en una vitrina al lado de donde estábamos sentados, sin ningún tipo de control.