Este gran prado es el equivalente en el...
Este gran prado es el equivalente en el Millenium Park a su homólogo en el Central Park neoyorquino. Dicho esto, cualquier parecido entre ambos espacios es pura coincidencia. El de Chicago es un gran óvalo de césped situado en frente del Jay Pritzker Pavilion y que está cubierto por una especie de malla o celosía que sirve para sostener la megafonía que se emplea durante los eventos en el audotorio. Y es que esta zona es multifuncional y, si bien a diario sirve de área de recreo, durante los conciertos se desdobla en espacio para que el público siga las actuaciones.
Fuera de los eventos, a diferencia del auditorio, el prado es de acceso libre y suele estar frecuentado por todo tipo de personas que vienen a leer, jugar, hacer picnic o navegar por intemet, ya que hay cobertura wi-fi.
Dejando de lado cierta leyenda negra que tiene que ver con una matanza de manifestantes durante una manifestación contra la guerra de Vietnam, el Grant Park fue durante decenios el parque por excelencia de Chicago. Extenso, surcado por amplias avenidas, es un parque modélico en muchos aspectos. Eso sí, basado en un modelo de paisajismo formal al estilo de Versalles, con un espacio público separado de las zonas verdes salvo en aquellos lugares especialmente habilitados para ello. Uno puede pasear y sentarse en el parque. Y nada más. Por supuesto, hay parques para niños, campos de deportes y pelousses donde hacer picnic. Pero en la mayoría del espacio, las personas no son más que espectadores pasivos que se limitan a andar y mirar.
El Millenium Park, en cambio, se mueve en otros parámetros muy distintos. La gente interactúa con el parque, no se limita a observar. La famosa escultura del Cloud Gate, por ejemplo, incita a la gente a participar en un sutil juego de miradas. Orbitando alrededor de ella, uno va experimentando formas de reinterpretar el paisaje a base de buscar perspectivas diferentes y únicas. La escultura en sí no es más que una gran burbuja de acero inoxidable pulido de forma lenticular. Pero el efecto que produce en la gente es pasmoso: Se vuelven locos mirándose en ella…
Algo parecido sucede con las fuentes del español Jaume Plensa. Al principio pensaba que sería una chorrada multimedia. Nada más lejos de la realidad: Los niños juegan como locos con los chorros que brotan del suelo y de las caras de las pantallas, mientras los mayores los miran embobados…
Otros espacios del parque no son tan afortunados, pero en líneas generales ha sido para Chicago una bocanada de aire fresco. En lugar de apostar por la masificación inmobiliaria, han creado un espacio vivo y dinámico en el que la gente participa, se siente protagonista. En pocas palabras: Es el parque del futuro.


