Pedro Jareño
Menuda sorpresa me llevé al conocer ...
Menuda sorpresa me llevé al conocer este sitio. Fuimos hacia aquí debido a que Felix, el propietario de la casa rural Cantar do Grillo, nos habló maravillas de este lugar y se ofreció a hacernos de guía. El sitio es increíble.
Las minas de Santo Domingos fueron abiertas por los romanos, imagina ya hace cuánto, y más tarde retomadas por los ingleses con la intención de encontrar oro y plata. Encontraron cobre, pero no les fue mal. Luego, las abandonaron, quedando un paisaje ahora totalmente de película, de ciudad fantasma. Un escenario tremendo.
Recuerdan mucho a las minas de Riotinto en España por el color rojizo del agua.
Tóxica, por cierto.
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