Saludos viajeros.
En nuestra subida a la Colina de Petrín encontramos varias esplanadas desde donde se divisa la ciudad de Praga con sus hermosas torres, iglesias y puentes.
Existe un mirador en lo más alto de la Colina de Petrín pero no resulta tan impactante ver Praga ya que desde este lugar, unos 100 metros de senderos más abajo te encuentras rodeado de naturaleza donde desubres claros para divisar la ciudad.
Salimos del monasterio de Strahov por la puerta principal y cogemos a mano izquierda para empezar a subir por la colina de Petrin. Lo primero que encontramos es el Muro del Hambre, llamado así porque durante el reinado de Carlos IV en 1362, los pobres de la ciudad trabajaron en estas defensas a cambio exclusivamente de comida, de ahí su nombre.
Seguimos por el camino asfaltado hasta la cumbre de estos 318 metros de la montaña y vemos los restos de los antiguos viñedos e incluso la cantera que proveía de piedra al grueso de los edificios románicos y góticos de Praga.
En su cúspide se encuentar la torre-mirador de Petrin, a la que recomiendo encarecidamente subir por las únicas e inigualables vistas de la Ciudad de las Cien Agujas. El precio es de unos 2 euros y realmente los vale.
El mirador de Petrín se encuentra al lado del barrio de Mala Strana, en un montecito que se ve desde toda la ciudad y que se distingue por la copia de la torre Eiffel que hay en su cima. Para acceder a él se puede hacer de dos formas, andando, por cualquiera de los caminos que hay a los pies de la ladera, o en un funicular que sube desde la calle Ulanove drahy esquina con Ujezd. El funicular tarda unos 15 minutos en subir o bajar y cuesta como 2 euros. Según vas subiendo ya te vas haciendo a la idea de lo que te vas a encontrar ahí arriba.
Nada más bajar del tren te encuentras ya en lo que se conoce como el parque de los enamorados, con cientos de leyendas sobre el amor. La verdad es que es un lugar único para dar un paseo, con o sin pareja, con unas vistas increíbles y zonas de hierba para tumbarse y echar la tarde. Aquí, entre otros monumentos destacan:
*La réplica de la torre Eiffel: Se construyó con motivo de una exposición y se colocó finalmente allí. Se puede subir por 2 euros más o menos y desde alguno de sus tres niveles de altura las vistas son increíbles.
Versión en pequeño de la Torre Eiffel, la Torre Petrin fue construida tan sólo dos años después de la original para la exposición universal de Praga celebrada en 1891 y era un símbolo de los estrechos vínculos que unían entonces a ambas capitales. Fue trasladada a su emplazamiento actual, en la colina que lleva el mismo nombre, la decada de 1930. Desde un punto de vista arquitectónico, al mí personalmente, no me resulta impresionante, pero las vistas que se tienen desde lo alto de la misma, situada en este enclave estratégico para ver la ciudad son impagables. El ascenso hasta su mirador tiene casi 300 escalones, con lo que se llega casi sin resuello, pero la respiración la quita aún más la imagen de la ciudad de Praga y el río Neretva que se tienen desde aquí.
