Diana Patricia Montemayor Flores
La misión mejor conservada
La Misión de San Ignacio de Kadakaamán, asentada en un fértil oasis en medio del desierto, es hoy una de las mejores conservadas entre las antiguas edificaciones de la época.
La región fue habitada por indígenas cochimíes; la misión iniciada por los jesuitas y terminada por dominicos. Su fachada es hermosa, ornamentada con bajorrelieves y nichos con esculturas de santos.
Fue construida con bloques de piedra volcánica de 120 centímetros de espesor, lo que le ha valido conservarse casi intacta.
En su interior destaca el gran altar de madera labrada y chapada en oro, con siete óleos y una estatua de San Ignacio de Loyola, joya del arte religioso del siglo XVIII.
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