Lejos del mundanal ruido
Circulando por la carretera (B-400) que lleva a la localidad de Saldes y al Pedraforca hay que estar atentos y poco después del kilómetro 13 tomar una desviación a la derecha. Una cartel indica Molers y una camino de tierra se adentra en un bosque que aísla la localidad del mundanal ruido. En un punto el camino se bifurca, hay que ir hacia la derecha pues la otra ruta acaba en un hotel/restaurante.
A pocos metro se abre un gran claro, y allí, en mitad de prados y rodeado de montañas está Molers, más que un pueblo una aldea con cinco casas alrededor de una pequeña iglesia románica, la de de San Ponç. En Molers vive de forma continuada durante todo el año una sola familia, el resto de las casas permaneces cerradas a cal y canto hasta que llega el buen tiempo y los dueños regresan para disfrutar de la tranquilidad. Y es que tranquilidad es lo que no falta en Molers, es un lugar para pasear o sentarse al aire libre (o al lado de la chimenea) a leer un buen libro.