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Ésta fue nuestra última parada de la excursión por la Ribeira Sacra y Cañones del Sil que habíamos contratado durante todo el día, antes de regresar a Ourense. Su emblemático campanario es el símbolo de la Ribiera Sacra. Es el monasterio más insólito de cuantos vimos, ya que se encuentra totalmente excavado en la roca. Fue construido por siete ascetas en el año 573 en plena disputa entre suevos y visigodos, aunque abandonado años después, hasta que en el siglo X un caballero llamado Gemodus se quedó a vivir en él como eremita, siendo nombrado abad por otros caballeros que se le unieron formando una comunidad monástica masculina de la orden benedictina, llegando a ser el priorato más importante del Monasterio de Celanova en el año 1.200.
Su iglesia, una cueva artificial excavada en la roca, consta de tres naves. Tiene iluminación natural a través de un hueco que se abre en el techo de la nave central. Una pilastra hace las veces de altar, junto a él hay un Crucificado románico. Otra de las características más impactantes de este monasterio es la presencia de sepulcros esculpidos por todo el suelo de la iglesia y el atrio, en los que se representan figuras yacentes de distintos tamaños. Se cree que una de éstas correspondía a Gemodus, ya que junto a este sepulcro se encontró una pintura mural al fresco en la que estaban representados los apóstoles y un mapa mundi.
Es el testimonio más antiguo de la vida eremita de Galicia y uno de los templos cristianos más antiguos que se conocen en toda Europa. En 1923 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
La Casa Prioral del antiguo monasterio benedictino es utilizado en la actualidad como sede del Centro de Interpretación de la Ribeira Sacra. De este Monasterio parte una ruta de senderismo a través de un bosque de coníferas y pinos que nos lleva a la Fuente de San Benito.


