Cristina E Lozano
Budismo a lo grande
Si hay que abrir una montaña por la mitad para colocar un Buda gigante en la piedra desnuda se hace. Desde luego muy cerca de Pattaya no les tembló el pulso para llevar acabo semejante obra que, por cierto, es de relativo nuevo cuño (apenas tiene 20 años).
Merece la pena acercarse a ver el fundido de oro de la más reconocida figura de todas las corrientes del budismo. Sereno y en actitud de meditación, Buda da la bienvenida en silencio a todo aquel que se anima a visitarle quien, por cierto, puede rezarle si lo desea en una casa de oración situada justo a mano derecha del peñasco. Bajo sus pies se puede leer en sánscrito el año de inauguración y el nombre de la figura.
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