Monumento a Jean Sibelius
Mucha gente me dijo que no valía la pena visitarlo, que encima estaba lejos, apartado de todo...
Menos mal que no suelo hacer caso a según qué recomendaciones.
Era nuestro último lugar para visitar en la ciudad, de esos que se dejan para el caso de que haya tiempo.
Afortunadamente hubo tiempo, para llegar pausadamente hasta el parque y disfrutar de este precioso monumento, que en su momento tuvo que haber roto con todos los esquemas escultóricos establecidos.
Claramente la forma evoca los tubos de un órgano, y seguro, que si hubiera silencio suficiente alrededor, la escultura sería capaz de emitir notas musicales cuando el viento pase por sus cilindros.