Al centro de la Tierra
"Aquí comienza el viaje al centro de la Tierra, que se encuentra a 6.371 kilómetros de profundidad", reza un gran cartel que llama nuestra atención al pasar por delante de una pequeña llanura al salir de Arnarstapi.
Bajamos del coche y nos acercamos a este lugar que para los vernólogos es de absoluto culto.
No es nada espectacular, más bien un sitio al que parece que no han sacado todo el partido que podrían. Más gente atrae el pequeño bar-restaurante que se encuentra a su lado que este lugar tan misteriosamente enigmático.
Y es que fue aquí donde Julio Verne situó la entrada al núcleo de nuestro planeta en una de sus novelas más famosas según los islandeses, ya que si no recuerdo mal, en la novela la entrada está en la cima del volcán Snaefells. En el suelo hay una pequeña cavidad, por donde se supone que el profesor alemán Otto Lidenbrock y sus sobrino Axel descendieron hasta encontrar un lago cubierto por una bóveda que albergaba seres antediluvianos y una flora rara y un tanto salvaje.
No tan bien conservado ni observado como se debería, la grieta pasa casi desapercibida, y nos llama más la atención el poste señalizador de distancias que marca los kilómetros desde este punto hasta varias de las ciudades más importantes del mundo.
Sea o no cierta la localización, y dado el hecho de que la mayoría de los visitantes no va a estar subiendo a la cima del volcán para comprobar si la verdadera grieta está o no allí arriba, bien podrían sacar más partido de esta atracción turística, al menos para poder decir, " Yo estuve en la entrada al centro de la Tierra".