¿Continente o contenido?
Ya desde antes de entrar al Museo de Historia del Arte, me asaltó esta pregunta, y durante todo el recorrido no pude encontrar la respuesta. Y es que no sabría decir qué es lo que me gusta más, si el edificio y su interior, o las obras de arte que alberga.
Pero vayamos por partes.
El edificio fue construido entre 1871 y 1891, veinte años de trabajo que bien valieron la pena, ya que la filigrana de los techos, la nobleza de los materiales empleados y el exquisito buen gusto se respira desde que se cruza la entrada. En muchos momentos me sorprendía a mí mismo mirando los delicados techos o la elegancia de las columnas tersas y pulidas, en vez de contemplar el cuadro que tenía enfrente.