Una obra de arte repleta de esculturas.
Este museo se encuentra en una pequeña localidad muy cercana a Pamplona llamada Alzuza. El entorno que lo rodea es maravilloso, naturaleza en estado puro, y el museo se sabe aprovechar de ello abriendo ventanales de forma que parecen cuadros en las paredes. Este museo hay que verlo desde dos puntos de vista, por un lado las piezas que están expuestas, que son verdaderas obras de arte, y por otro lado el museo en sí, se trata de un edificio que es una obra de arte que no tiene nada que envidiar a las que contiene.
El edificio fue realizado por Oiza, el famoso arquitecto del que os hablé anteriormente para contaros el Edificio del BBVA, y durante 20 años fue la residencia habitual de Oteiza, el autor de las esculturas expuestas.
En el interior, así como en el exterior, los juegos de luces, ventanales, pasarelas, dobles alturas, miradores, focos y perspectivas es alucinante. Incluso hace juegos visuales de perspectivas falsas para confundirnos. Todo está completamente enmarcado y cada escultura tiene su lugar exacto, colocadas por el maestro que las creó.
En este museo podemos ver tanto obras terminadas como las miniaturas de prueba que hacía para sus estudios de llenos y vacíos antes de llevarlas a materiales más nobles. Sin duda a mi me encantó este museo por mi profesión, pero estoy seguro de que a cualquiera que se anime a visitarlo lo va a dejar con la boca abierta.
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