En Toledo, enclavado en uno de los...
En Toledo, enclavado en uno de los lugares más bonitos y con mejores vistas sobre el Tajo, se encuentra el Museo Victorio Macho, ocupando el recinto de la Roca Tarpeya.
Victorio Macho, escultor palentino, estableció en este hermoso lugar su residencia y taller en 1953. Tras su muerte, dejó escrito en su testamento que toda su obra fuese legada al pueblo español, y que ésta quedara para siempre en la ciudad de Toledo, donde en 1967 se inauguró donde había pasado su vida el museo que lleva su nombre, y que también es conocido como Espacio Roca Tarpeya.
Este nombre de Roca Tarpeya viene ya desde la época de Roma antigua y cuenta la leyenda que los romanos se habían atrincherado dentro de las murallas del Capitolio para repeler el ataque de las tropas sabinas, pueblo que habitaba a poca distancia de Roma. Tarpeya, hija de Tarpeyo, el guardián de la fortaleza, enamorada del rey de los sabinos abrió las puertas de la muralla, en señal de amor hacia éste.
Las tropas sabinas, no admitían bajo ningún concepto, haciendo gala de un gran honor, la traición de nadie, y mucho menos la de un enemigo hecha a su favor, por lo que nada más traspasar las murallas apresaron a Tarpeya y la mataron, aplastada ésta por el peso de los escudos de los soldados.
Bien sabemos, que en toda leyenda hay varias versiones, y en ésta también se cumple la regla.
Otra de las variaciones de la historia, es que fueron los mismos romanos, al ver la traición de Tarpeya, los que la arrojaron desde la roca más alta del Capitolio.
La última versión de esta leyenda, cuenta que Tarpeya, presa de amor y avaricia, abrió las puertas de la fortaleza a sus enemigos, a condición de que cada soldado que entrara por ella le diera su brazalete de oro, que cada uno portaba en su brazo izquierdo, lo que le provocó la muerte, nuevamente por aplastamiento, debido al peso de los mismos.
A raíz de esta historia, los romanos comenzaron a utilizar esta roca para despeñar a los traidores, y acabó conociéndose por el nombre de Roca Tarpeya.
Una vez ya en Toledo,nuevamente, entre leyenda y realidad, los romanos que dominaban la ciudad durante las primeras décadas del S.IV utilizaban la roca situada en lo alto del Tajo para arrojar a los que no siguieran sus normas y leyes y no aceptaran los dioses romanos, que acabó recibiendo el nombre de Roca Tarpeya.
Afortunadamente hoy en día esta roca nos sirve para arrojar nuestras malas vibraciones, penas y sombras, y empaparnos y llenarnos el cuerpo de sonrisas y vistas verdaderamente espectaculares.
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