Acogedor y autentico
A la vuelta de la Basílica de Santa María en Elche, se encuentra este acogedor restaurante, un poco escondido, con platos frescos y auténticos. Es uno de esos lugares que casi pasas por alto cuando vas caminando, pero entra por la puerta delantera y bajar al sótano, donde encontrarás arcos de piedra que albergan acogedoras habitaciones con mesas con manteles blancos, y todo tipo de parafernalia taurina y muchas fotos de celebridades españolas y socialités locales disfrutando del restaurante.
Sirven cocina regional y fresca, de los huertos de la zona y de los barcos de pesca. Pedimos los caracoles, una porción ración deliciosa y abundante de pequeños caracoles cocinados con ajo y tomates. Los calamares fritos era insuperable y nada de goma o chicle (una señal de que por lo general, son congelados ), también pedimos una de mejillones, grandes y deliciosos y setas recién asadas aderezadas con ajo, perejil, aceite de oliva y jugo de limón.
El precio es razonable y te dejan pedir medias raciones de todo, lo que ofrece la oportunidad de probar una buena variedad de platos locales. Pero ten en cuenta que suelen tener platos fuera de carta, pregunta al camarero lo que tienen. Muy recomendable si estás en Elche y en busca de un lugar auténtico para la cena.


