¿Un regalo envenenado?
Este obelisco, situado en la madrileña Plaza de Castilla, es también conocido como el Obelisco de Calatrava, ya que fue este famoso arquitecto y escultor quien lo creó.
Tiene noventa y dos metros de alturas (aunque en principio iba a tener 120 metros), pero para evitar problemas de cara a los túneles subterráneos, se consideró imposible llevar a cabo la obra con la altura inicial.
Este "monumento" dorado es un regalo de Caja Madrid a los madrileños, al cumplirse el tercer centenario de su fundación y lo triste es que es de los más feos que una se puede echar a la cara.