Óbidos

En el Distrito de Leira, Portugal, Óbidos es una villa medieval dominada por su castillo, que guarda siglos de historia entre sus murallas, y con un vasto patrimonio arquitectónico religioso y vestigios históricos monumentales.
A lo largo de su historia fue dominada por romanos, visigodos y árabes, siendo reconquistada en 1148. Esta villa portuguesa fue lugar de descanso de reyes y reinas, y constituye un claro ejemplo de ciudad fortificada con reminiscencias mozárabes, románicas y góticas. Al recorrer el casco antiguo de Óbidos, podremos contemplar sus simpáticas callecitas adoquinadas, con

Óbidos es una preciosa villa medieval de origen templario, como lo evidencia su inexpugnable castillo, que ha sido propiedad de la Reina de Portugal durante varios siglos (fue entregada como dote a Doña Urraca de Castilla, esposa de D. Afonso II, en el siglo XIII), lo que explica el esmerado cuidado con el que se ha conservado hasta nuestros días.

Es muy agradable pasear por sus callejuelas empedradas y casas pintadas tradicionales, destacando sus pequeñas y elegantes iglesias (sobre todo la de Santa María, con sus magníficos azulejos y su retablo renacentista) y la Porta da Vila, antigua

Óbidos es una ciudad esdrújula de la Península Ibérica. Lusa, para más señas. Es una ciudad esdrújula como oppidum, como cúspide, como joya arquitectónica de perímetro amurallado y medieval. Paredes añosas y encaladas, peldaños desgastados, tejados rojos se aprietan entre callejuelas empedradas y asimétricas, y azulejos, siempre azulejos en las paredes...

Ciudad testigo de reyes y reinas ancestrales, donde ahora reina la buganvilla, que ni siquiera el turismo ha logrado marchitar. Incluso el mar quiso acercarse a lamer sus murallas y, a fuerza de mareas, creó la más bella de las ensenadas.

Es un pueblo medieval en el centro de Portugal, entre Oporto y Lisboa. Cuando entras en el pueblo parece que te trasladas a otra época. Lo mejor es aparcar en lo alto, zona del parador y si vas con tiempo pasear por encima de la muralla, disfrutando de las maravillosas vistas y sus tejados. De regreso, saborear un refresco en la terraza del parador (algo caro) pero realmente vale la pena.

Recomiendo totalmente visitar este lugar. Según paseas por sus calles te sientes transportado a otra época, a algún rincón sacado de la televisión, de alguna película.
Cada calle es digna de una fotografía. Recomiendo también pasear por sus murallas (yo, que tengo un poco de vértigo, me atreví a hacerlo) y recorrer los alrededores del castillo.
En un día o dos9 se puede visitar perfectamente, pero quedarse varios sería algo muy interesante, pues más tiempo tienes para

Este es uno de los rinconcitos que mas me impactó de mi viaje al centro-norte de Portugal

Recorrer la muralla es, sin duda, un paseo diferente.

Fantástica la Fiesta del chocolate.....

Con muchos sitios donde comer y degustar ginja con chocolate, hay aparcamiento de sobra y buen acceso, es un buen lugar para visitar.

Pueblo muy bonito, con un gran castillo cuyas murallas rodean todas las casas. Se trata de un entorno maravilloso con paredes blancas y zócalos amarillos y azules y con calles empedradas.