ANADEL
Uf, el sitio es rancio a más no poder, todo en general
Menos los baños jeje. El servicio es discreto, y estábamos solos a excepto de un chico joven que comía solo en el otro extremo del comedor.
Hay desde una moto, hasta una bici antigua, multitud de cachivaches antiguos y lámparas decadentes, en cuanto al menú es asequible, y los platos bien, no para tirar cohetes ni por su cantidad o calidad, pero estaban adecuadamente elaborados.
+5