Oxalis, mi última merienda en El Chaltén
Oxalis Café y yo tenemos una relación especial. Este restaurante llamo mi atención desde el primer momento y, oye, finalmente surgió el amor. Nada más arribar con el autobús a la estación de El Chaltén,, un señor ya nos estaba dando publicidad de este bar-restaurante, destacando sus buenas ofertas y su gastronomía argentina. De camino al hospedaje, ahí estaba Oxalis, mirándome fijamente, llamándome con su carta y el olor de su horno flameante.
Pasaron los días y, tras muchas comidas, todo parecía que la historia de amor jamás iba a tener lugar. A 45 minutos de la salida de mi autobús fuera de El Chaltén,, las prisas envolvían la atmósfera y la impaciencia afloraba entre mis compañeros de viaje. Pero, hay que saber tomarse cada día tu minuto zeng.
Ahí estaba yo, todos esperándome en la estación y el menda sentado en el Oxalis, con una empanada gigante de jamón y queso en una mano y un brownie de chocolate cubierto de nata esperandome al otro lado de la mesa. La magia floreció y sólo me queda decir tras esta bonita historia vivida con alma y corazón que, a todos aquellos que viajen a El Chaltén,, no tarden tanto en consumar su amor -con el Oxalis-.
Este café ofrece una carta variada para todas las comidas del día (desayuno, almuerzo, comida,merienda y cena), donde es posible comer y no exceder los 100 pesos.
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